Un reciente informe del Monitor Anual de Humor Social 2025, elaborado por la consultora Quiddity, revela una situación financiera crítica para los hogares argentinos: 30 % de la población gasta más de lo que ingresa, mientras que 40 % no puede ahorrar nada al mes.
El estudio indica que apenas un 28 % consigue guardar dinero, un porcentaje muy inferior al de países vecinos como Brasil, México o Colombia, donde casi la mitad tiene capacidad de ahorro. Este déficit evidencia una “economía doméstica crónicamente tensionada”, resultado de un desajuste entre ingresos y costos básicos.
Según el informe:
En 2024 los hogares redujeron gasto y optaron por marcas económicas.
En 2025 empiezan a recuperar productos esenciales como carnes y lácteos, o compras vinculadas a gustos personales, pese a la fragilidad de sus finanzas.
Muchas familias priorizan estrategias como cashback y promociones para aliviar el impacto del presente.
Esta realidad se encuentra en línea con otros indicadores de estrés financiero: cerca del 69 % de los argentinos afirma esperar una mejora económica, aunque subsiste una amplia restricción en su capacidad de ahorro.
¿Por qué importa esto?
1. Vulnerabilidad ante imprevistos: sin ahorro, cualquier gasto inesperado—como salud o reparación doméstica—puede convertirse en una crisis.
2. Pobre salud financiera: se agravan problemas de estrés financiero y dificultad para planificar el futuro.
3. Desigualdad regional: mientras una parte intenta reactivar consumos, los sectores de menores ingresos destinan hasta un tercio de sus ingresos a alimentos.