Especialistas de la Universidad Nacional del Sur (UNS) buscan resolver el desabastecimiento de agua que suele sufrir Bahía Blanca durante el verano. Para eso, los investigadores buscan pozos de poca profundidad (menos de 120 metros) para perforar y obtener este recurso de buena calidad. El objetivo es que sea útil tanto para consumo humano como para el funcionamiento del polo productivo, que utiliza muchos litros y es el motor de desarrollo local. Se trata de una opción más económica y veloz frente a otras como desalinizar el mar o adecuar el dique “El Paso de las Piedras” al crecimiento poblacional que hubo en las últimas décadas.

Si bien ya se obtiene agua del subsuelo para abastecer al consumo interno, el porcentaje es ínfimo. Por eso, desde la UNS indagan nuevas zonas donde puedan obtener más caudal, que sea apta para tomar y que no haya que excavar mucho. Para eso, investigan un área de 2200 km2 que llega hasta Tornquist.
“Un dique es muy vulnerable a las condiciones del clima. Entonces, en años secos o de poca lluvia, el agua embalsada es cada vez menor, lo que trae inconvenientes como la floración de algas, cianobacterias y otros problemas aparejados. Ante estas circunstancias, se estudiaron distintas opciones para suplementar el abastecimiento“, explica René Albouy, director del proyecto.
Si bien la exploración comenzó hace más de 30 años, el problema que tiene Bahía Blanca es que el agua subterránea que está a 100 o 150 metros de profundidad no es potable porque tiene mucha sal. Entonces, se deben hacer pozos superiores a los 500 metros para encontrar un producto de buena calidad química. Sin embargo, eso implica una tecnología especial y un tratamiento diferente por la alta temperatura con la que sale. Por lo tanto, se encarece el proceso.
Ante esta situación, los investigadores del Centro de Geología Aplicada, Agua y Medio Ambiente (que depende de la Comisión de Investigaciones Científicas y la UNS) buscan en las afueras de Bahía Blanca y alrededores un agua que sea de buena calidad y esté a una profundidad menor a 120 metros. “Nosotros tenemos toda la tecnología y los equipos de exploración. Lo que no tenemos son las máquinas para perforar y hacer los pozos. Nuestro trabajo es aprovechar las perforaciones que ya hay y tomar muestras para estudiar la calidad del agua“, cuenta Albouy, director del Departamento de Geología de la UNS.
Además del consumo humano, la ciudad necesita agua para abastecer al polo productivo que está emplazado allí y que funciona como motor del desarrollo. Si bien ese insumo no es necesario que pase por la planta potabilizadora, puede generar un problema en épocas de desabastecimiento y provocar una puja por el recurso. Por eso, los especialistas también indagan nuevas fuentes para proveer a la industria bahiense.
En 2024, el intendente de Bahía Blanca y la provincia de Buenos Aires convocaron a una mesa interdisciplinaria de expertos en temas vinculados al agua para solucionar el problema del abastecimiento. En paralelo a los proyectos de obras hidráulicas, el gobierno bonaerense brindó apoyo financiero a los investigadores de la UNS a través de la convocatoria Ideas-Proyecto de la CIC.
fuente 0291 y Agencia de Noticias Científicas