Según los investigadores de la Universidad de Yale, las personas que toman una ducha prolongada lo hacen para alejar inconscientemente alejarse de la rutina, de sentimientos de soledad o aislamiento social.
«Cuanto más sola está una persona, más duchas y baños toma, más caliente está el agua y más tiempo permanece bajo el agua», aseguró el psicólogo John Bargh, que lideró el estudio.
La investigación reveló que el agua caliente de una bañera o de una ducha actúa como un sustituto de un compañero y funciona como una especie de «cápsula mental» de descanso.
Además, detalló que el cerebro puede vagar libremente, sin estímulos externos que lo obliguen a responder.
De acuerdo al estudio, es común que durante una larga ducha se repasen conversaciones, se ensayen respuestas o se resuelvan problemas cotidianos.
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