El precio del asado subió 93% en 2020 mientras que, en promedio, la carne aumentó 74%, más del doble de la inflación general de 2020.
Una parrillada de Fin de Año para seis personas que contiene 2 kilos de asado, 1 kilo de vacío y 1 kilo de pollo demandaba en diciembre de 2019 para una familia de unos $ 930, en promedio. El mes pasado, si ese hogar replicó la compra tuvo que haber desembolsado un 105% más: es decir, comprar los mismos cortes de carne y kilogramos demandó $ 1905, de acuerdo a los precios del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina.
La suba del costillar, 93,1% entre diciembre de 2019 y diciembre 2020, casi triplicó la inflación general de precios, que rondará el 36%, según las consultoras.
En medio del lockout del campo por las trabas a la exportación que había impuesto el Gobierno para lograr que el agro abastezca de maíz al mercado interno, los datos del IPCVA reflejan una brutal suba de los precios en las carnicerías: en promedio, la carne 74,8% a lo largo de 2020. Después del asado de tira, lo que más se encareció fue el vacío (86,8%) y el matambre (85,5%).
Y es que el precio de esos cortes se disparó en diciembre, con la vuelta de los encuentros sociales, las despedidas de año y las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. El asado subió el último mes de 2020 29,4%; el matambre 27,8% y el vacío 26,7%.
En promedio, el precio de la carne vacuna saltó 21,7% en diciembre respecto de noviembre.
¿QUÉ PASÓ QUE LA CARNE SUBIÓ TANTO EN 2020?
Uno de los principales factores fue el alza del precio de la soja y el maíz, base del alimento balanceado con el que dan de comer al ganado, al cerdo ya los pollos.
En 12 meses, el precio internacional del maíz subió 40% en dólares y 96% en pesos. Por lo tanto, por más que existan retenciones en el mercado interno, cuando sube el valor en el mercado externo, también aumenta en el local.
Otra de las razones fue el incremento de los costos de los productores a causa de las medidas de seguridad e higiene por la pandemia de coronavirus, así como una mayor exportación y una menor hacienda en diciembre porque los productores llevaban una vaca por cada dos que salían del matadero.
La volatilidad cambiaria también fue crucial para la disparada del precio. Durante la cuarentena más estricta, el dólar ilegal saltó y el productor, en ese escenario de devaluación, ahorró en terneras a futuro, que es la herramienta de atesoramiento tradicional del productor. Empezó a comprar terneras a un valor mucho más alto que el que se ofrecía en Liniers por la hacienda.
La ecuación terminó dándole pérdidas al productor, quien al abrirse la economía lentamente exigió equiparar el precio por el que pagó una ternera a futuro con el que efectivamente le daban el mercado de Liniers.
Así las cosas, con aumentos de costos y precios pisados (Máximos o Cuidados) no hay forma de garantizar el abastecimiento si no existe el valor de los precios.
Fuente: 0291 y C5N