Los turistas que deseen visitar deberán reservar su estancia y pagar por entrar a la ciudad de los canales, a través de unos tornos situados en los principales puntos de acceso del centro histórico, ya posiblemente a partir del verano de 2022.
La medida tenía que comenzar a aplicarse el 1 de enero, pero no será hasta el 1 de junio cuando entren en vigor los torniquetes. En septiembre comenzará a ensayarse en una zona determinada de la ciudad con los cuatro modelos de tornos.
Llamada a ser la primera ciudad del mundo con entrada, podría costar entre 3 y 10 euros, en función del día y de la cantidad de personas prevista.
No pagarán los residentes en la región del Véneto, aunque no se descarta que se les obligue a reservar.
Quedarían descartados los niños menores de seis años, los familiares hasta el tercer grado de los residentes y a los miembros de la familia de personas que viven de alquiler en el municipio.
La reserva se efectuará a través de un aplicación o en la web, con un código QR que servirá para pasar los lectores ópticos de los torniquetes. Esto es parte de un sistema tecnológico que incluye más de 500 cámaras de alta definición que las fuerzas del orden usaron durante el G20 y un centenar de sensores que a través de teléfonos inteligentes conectan las redes de la telefonía móvil de quienes están en la ciudad.
En los primeros diez días de agosto llegaron personas de 136 países diferentes, la mayoría turistas extranjeros, con picos de 85.000 el 5 de agosto y 80.000 el 18. Mientras que en el resto se cuantificaron entre 50 y 60.000, con una media en verano de 110.000 visitantes diarios.
La polémica está servida, pues muchos la consideran una medida inconstitucional y contraria a la legislación europea.