Hace un par de semanas, Patricia Sosa fue operada del corazón, y a pesar de que la intervención fue exitosa, la cantante pasó un momento de angustia al no contar con la presencia de su marido, quien debió aislarse por haber estado trabajando en el exterior del país y no pudo acompañar a la artista en los primeros días de su recuperación.
La intérprete padeció una fibrilación auricular. Es decir una arritmia en la que se desorganiza la actividad eléctrica de la aurícula y se produce un ritmo cardíaco irregular.
“Tuve como dos episodios. Uno feo manejando, que el corazón me hizo un ruido y sentí un fuego fuerte, fuerte y me mareé mucho. Esperé que se me pase, llegué a mi casa así como pude, con un susto bárbaro, y llamé al cardiólogo. Me atendieron desde la mañana hasta la tarde, me tuvieron internada en la Clínica Favaloro viendo qué podía ser. Los estudios salieron perfectos, pero me dejaron un holter 24 horas y cuando me estaba volviendo a casa me sucedió otra vez”, detalló Patricia Sosa.
Luego de que le suministren una medición específica, la cantante contó: “Dije, ‘me opero en marzo o abril’, que sé yo. Pero no, decidí hacerlo. Al otro día llamé y les dije: ‘¿Me pueden operar ahora?’. Y bueno, me hicieron los estudios prequirúrgicos y me operé del corazón hace 15 días”.
Una de las mayores preocupaciones de la artista fue pasar la cirugía acompañada solamente por su hija, ya que su pareja, Oscar Mediavilla se encontraba en Chile por cuestiones laborales, y al regresar al país todavía no ha podido verla porque está cumpliendo la cuarentena requerida para todos aquellos que viajen al exterior.
En estos días, Patricia Sosa está completando la recuperación en su casa y estudiando el libreto de Perdida mente, la obra de teatro dirigida por José María Muscari de la cual formará parte junto a Leonor Benedetto, Karina K, Julieta Ortega y Ana María Picchio. La cantante se mostró de buen semblante, sentada en un sillón de su hogar, preparándose para un nuevo desafío artístico.