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Diabetes, hipertensión y obesidad: por qué se agravaron durante la pandemia y cómo prevenirlas

Expertos de la región explicaron cómo la mala alimentación, el tabaquismo y el sedentarismo aumentaron los casos de estas y otras enfermedades no transmisibles. En Argentina causan más de 260 mil muertes cada año.

Las denominadas enfermedades no transmisibles (ENT), entre las que se incluyen, entre otras, la diabetes, la hipertensión arterial, el sobrepeso y la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las afecciones respiratorias y los trastornos de salud mental, son las responsables de 7 de cada 10 fallecimientos a nivel global, con una mayor concentración en los países de ingresos medios y bajos.

De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América del Sur, Central y del Norte la cifra de decesos anuales alcanza los 5,5 millones de personas, mientras que, en la Argentina, según los últimos datos de estadísticas vitales (DEIS) correspondientes al año 2019, se produjeron ese año 260.303 muertes atribuibles a alguna de las ENT.

La información fue compartida por expertos de diferentes disciplinas de Argentina, Chile y Colombia en el marco de la Semana Mundial de Acción sobre las Enfermedades No Transmisibles, que se conmemora del 6 al 12 de septiembre, en un encuentro dirigido a la prensa organizado por la iniciativa “ACTUAR contra las ENT”, que contó también con el auspicio de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), la Fundación FETEM (Fundación para el Estudio y Tratamiento de las Enfermedades Mentales), y la Sociedad Colombiana de Gerontología.

Todas las ENT presentan un común dominador: son promovidas por el desarrollo de algunos factores de riesgo modificables como una mala alimentación, sedentarismo, estrés, consumo excesivo de alcohol y de tabaco. Particularmente, según los especialistas, durante la pandemia -y en gran medida a causa del confinamiento- todas estas afecciones han recrudecido al calor de la falta de controles médicos y la interrupción de los tratamientos por miedo al contagio, más el recrudecimiento de conductas poco saludables vinculadas a la alimentación y al sedentarismo. A esto se suman las preocupaciones y el estrés propios de la situación límite que impuso la pandemia.

A nivel global, 15 millones de personas de entre 30 y 69 años fallecen cada año a causa de alguna ENT. Más del 85% de estas “muertes prematuras” ocurren en países de ingresos bajos y medianos. Los datos de la OPS muestran que en la Región de las Américas mueren 2,2 millones de personas por ENT antes de cumplir 70 años y las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las muertes por ENT en el mundo (17,9 millones cada año), seguidas del cáncer (9 millones), las enfermedades respiratorias (3,9 millones) y la diabetes (1,6 millones).

“Hay un interjuego, porque las ENT aumentan el riesgo de que una persona presente cuadros principalmente depresivos. Se estima que hasta un 20 o 30% de las personas que cursan con hipertensión o diabetes sufren de depresión. La depresión también es un factor de riesgo cardiovascular en sí mismo, casi con igual peso del que podrían tener la dislipidemia, la obesidad o el tabaquismo: una persona con depresión tiene 5 veces más riesgo de presentar un infarto. En el caso de algunas patologías neurológicas como la enfermedad de Parkinson, se podría llegar hasta el 50% de prevalencia de síntomas o episodios depresivos en esta población”, detalló.

Fuente: Infobae

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