En estas condiciones, hay personas que pasan gran parte de su día dentro del hogar, y se cuestionan si es realmente importante ducharse frecuentemente, aunque no salgamos al exterior. Cuando sucede esto, el cuerpo humano atraviesa una serie de cambios cuando no se somete al baño.
Uno de ellos es el enlentecimiento del metabolismo. Los baños estimulan la generación de energía de las células, las cuales ponen en funcionamiento diversos mecanismos energéticos que, de otro modo, están apagados.
Con las duchas también eliminamos tejido muerto. La piel tiene un proceso de recambio continuo de células para que otras nuevas tomen su lugar. El lavado ayuda a despejar el camino para las nuevas.
Al no lavarnos frecuentemente, dejamos que las bacterias se asienten en la piel. Una vez que se acumulan demasiado, sus procesos metabólicos más el tejido muerto acumulado entran en putrefacción.
Tampoco es bueno caer en la obsesión de ducharse varias veces al día por miedo a la acumulación de bacterias. Si nos excedemos, quitamos la capa de grasa que emplea la epidermis para mantener la temperatura corporal y protegernos de los agentes externos.
El lavado de manos es una cuestión completamente diferente. Debe concretarse varias veces al día y con jabón, para detener la propagación del COVID-19.
Fuente: Mejor con salud