El gobierno ecuatoriano recurrió a dichas medidas luego de que los cadáveres empezaran a ser dejados en las calles por la falta de lugar en las morgues y hospitales.
La velocidad de contagio dentro del sistema de salud de esta ciudad ecuatoriana, ya minado por la ola de pacientes, podría debilitarlo aún más antes de que llegue lo peor. Se espera que en las próximas semanas mueran hasta 3.500 personas por la covid-19 solo en la provincia de Guayas y su capital, Guayaquil, una de las ciudades más castigadas en América Latina, según proyecciones oficiales.
Ecuador contabiliza más de 3.700 casos con 191 muertos desde el 29 de febrero. Un médico que está en la primera línea de acción relata lo que está ocurriendo en las salas de emergencia: «Lamentablemente mandamos a las personas a morir en la casa porque no tenemos nada que ofrecer, no hay ni siquiera tomas de oxígeno».
Casi el 43% de los contagios en Ecuador, unos 1.600, corresponden a trabajadores de la salud, según informó ayer el Gobierno.
La pandemia, que ya mató a más de 73.000 personas en el mundo, desbordó muy pronto al sistema de salud en Guayaquil, donde las funerarias no pudieron abastecer con ataúdes para sepultar a los fallecidos que se acumulan en casas, centros de salud y depósitos, al punto de tener que recibir donaciones de inéditos ataúdes de cartón.
Para mitigar este problema, la Asociación de Cartoneros de Ecuador donó al Gobierno 3.000 de estos ataúdes corrugado para las sepulturas, de los cuales 1.000 fueron enviados a Guayaquil, informó el diario El Comercio.
En total, desde que se iniciaron la labores en Guayaquil fueron levantados más de 1.300 cadáveres, entre los acumulados en casas particulares, los fallecidos en hospitales y los que fueron recogidos por funerarias privadas.
(Perfil.com)