La necesidad impulsiva de comer o masticar hielo se conoce como pagofagia y puede ser un hábito muy común. Sin embargo, no hace falta que esta práctica se convierta en una obsesión para que nuestros dientes experimenten sus efectos negativos.
De hecho son muchas las personas que recurren a ella los días de altas temperaturas o al terminar una gaseosa. Ahora bien, recientemente un médico alertó sobre los peligros ocultos que conlleva comer hielo.
Si bien el hielo está hecho de agua y no contiene azucares ni aditivos, se trata de un elemento de gran dureza. De hecho los dientes y la mandíbula no tienen la potencia suficiente para triturarlo sin que se produzcan consecuencias negativas en la salud bucal.
Según explicó el doctor Matthew Cooke comer hielo puede provocar grietas en el esmalte y de este modo aumenta la sensibilidad a la hora de ingerir alimentos y bebidas frías o calientes
Además, Cooke indicó que si un diente llega a romperse o fracturarse al masticar hielo es posible que se forme una caries o un agujero en esa pieza debido a los ácidos producidos por las bacterias que pueden penetrar la capa más blanda del diente, la dentina.
En ese marco, el especialista recomendó dejar la costumbre de comer hielo de lado y en todo caso, dejar que se derritan en la boca en lugar de triturarlos con los dientes. En ese caso, el daño producido en la salud bucal es menor.
Ahora bien, Cooke explicó que un alto porcentaje de personas consume hielo porque tienen sequedad en la boca. Dicha realidad puede significar una falta de hierro en el organismo, por lo que el ortodoncista recomendó consultar a un médico para modificar la dieta o agregar un suplemento de hierro.