Adrián Alfredo Molina es un hombre de 44 años que radicó una denuncia en la Ciudad de Buenos Aires contra Marley, por corrupción de menores. Luego de que se filtrara públicamente la información, el hombre fue a Intrusos a brindar más detalles sobre su presentación judicial.
“El entendimiento de las cosas que nos pasan cuando somos pequeños no son procesadas hasta mucho tiempo después. Esas herramientas no las tenía, las tuve que encontrar en terapia. Salí del closet a los 24 años, nadie sabía que era gay. Él fue la primera persona que supo que era gay”, contó el denunciante.
Molina recordó que comenzaron a vincularse por Internet: “Arrancamos por correo electrónico. Tenía 17 años. Hubo una fase inicial de grooming online, que pasó a grooming sexual”. Dijo que se encontraron en Libertador y Oro y que algunos detalles no los recuerda: “Cuando tenés trauma no recordás algunas cosas. Me sentí pequeño. Tuve una relación de más de tres años. No podía ir a otro lado que no sea su casa. Él no quería salir del closet, ser asociado con hombres y que lo vieran con alguien menor. Fue una relación de ir regularmente a la casa de él en un día específico para comer y tener relaciones. La situación se puso tensa cuando tenía intención de tener pareja con mujeres, yo no lo podía entender”.
“Tenía dos opciones: quedarme en un país donde lo tengo que ver todos los días en los medios o irme. Recuerdo la sensación de estar perdiendo a alguien que querés. Siempre hubo una sensación de ‘me usaron’. Hace un año se hace una denuncia y básicamente empecé a conectar. La primera persona que pudo poner todo en contexto es mi pareja, que es abogado, es la única persona que me hizo las preguntas correctas”, manifestó Molina, que reside en Estados Unidos desde 2002.
Luego le consultaron si la denuncia la hizo por un interés económico, pero él lo negó: “Nunca extorsioné a esa persona por esto. Nunca le he pedido una cifra millonaria”.“Con los años entendí que lo que pensaba que era mi primer amor, era un abuso sexual”, reflexionó el hombre, que cayó en una profunda depresión y gracias a la terapia pudo entender lo que le pasaba.
“Esto no es por él, es por mi sanación y por todas las personas que no tienen voz y no tienen el privilegio de contar que esta persona la abusó. Yo vine hace un mes a la Argentina para preparar a mi familia y dosificar la información antes de hacerlo. Siento lástima por él. La parte psicológica es la más complicada, me sentí cosificado».