Como se informó en este medio, el intendente Federico Susbielles anunció la adquisición del inmueble ubicado en calle Perú 476/482 (entre calles Panamá y Zapiola) a fin de que allí funciones el Centro de Formación Integral (CFI) Nº1. Silvia González, madre de uno de los 80 estudiantes compartió su alivio y satisfacción tras esta confirmación.
La noticia llega después de meses de incertidumbre para las familias, quienes habían expresado su preocupación por las condiciones precarias del edificio anterior en Zelarrayán 2200 y los planes iniciales de mudanza a un espacio considerado inadecuado en el Centro San Roque.
La problemática comenzó en septiembre del año pasado, cuando se informó a los padres que las instalaciones actuales debían ser desocupadas en diciembre. A partir de entonces, las familias iniciaron intensas gestiones con organismos educativos, el Consejo Escolar y la municipalidad para buscar una solución. En este contexto, el intendente Federico Susbielles intervino y prometió trabajar en una alternativa definitiva para el centro.
«El intendente firmó delante nuestro la compra. Hay papeles que terminar, pero ya iba a ser entregada la llave a los directivos del establecimiento para que empezaran a hacer la mudanza», aclaró.
Aunque el nuevo edificio no es más grande que el anterior, cuenta con una mejor distribución y espacios adaptados para talleres esenciales en la formación de los estudiantes, como herrería, carpintería y zapatería. “Estos talleres no solo son parte de la educación técnica, sino que también brindan un espacio de desarrollo social y promueven la inclusión”, destacó la madre.
Para las familias, el CFI-1 no es solo un lugar educativo, sino un entorno donde los jóvenes adquieren herramientas para su inserción laboral y social, además de fortalecer su crecimiento personal. La noticia del nuevo edificio representa un paso hacia la estabilidad y la continuidad de este valioso trabajo.
Silvia, agregó: «Teníamos miedo porque nos habíamos convocado pocos padres. Al golpear puertas no teníamos la respuesta que necesitábamos. Nuestro miedo era dónde iban a empezar los chicos en 2025. No sabíamos si en enero o febrero teníamos que ir a anotarlos a otros lugares, si nos teníamos que trasladar a otros lados, si los iban a repartir, no teníamos ni idea. Antes, todo lo que había eran promesas en el aire, esa era la realidad. Hoy en día, tenemos una palabra certera porque el intendente nos dijo ‘esto ya es de ustedes’«.
A pesar de la alegría, las familias están atentas al próximo paso del proceso: la ratificación de la compra por parte del Consejo Deliberante. “Hay meros trámites que transcurrir, pero lo que nos aseguró el intendente es que estaba el dinero para hacerlo”, comentó Silvia.
El CFI-1 ha demostrado ser un pilar fundamental para las familias de Bahía Blanca, ofreciendo oportunidades únicas a jóvenes que encuentran en el centro un espacio de aprendizaje y contención. Silvia González concluyó destacando la relevancia del centro: “No se trata solo de formación técnica, sino de formar ciudadanos capaces de elegir su propio camino y aportar a la sociedad”.