El reciente encuentro entre Estados Unidos y Rusia en Riad ha representado un avance
significativo en los intentos diplomáticos para abordar el conflicto en Ucrania.
El encuentro tuvo como protagonistas al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y al ministro
de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
Ambas partes acordaron el restablecimiento del personal en sus respectivas
embajadas, así como la creación de equipos de alto nivel para tratar la guerra en Ucrania
«a su debido tiempo».
Según declaraciones de Lavrov, las conversaciones fueron «muy
útiles» y tanto la administración de Trump como el Kremlin coincidieron en la importancia de
resolver sus diferencias a través del diálogo.
Marco Rubio destacó que Washington busca una solución «justa» y «duradera» para el
conflicto, y afirmó que existen «oportunidades extraordinarias» para mejorar las relaciones
entre Estados Unidos y Rusia si se logra poner fin a la guerra.
Por su parte, el Kremlin
indicó que, aunque se establecieron los equipos de negociación, es «prematuro» hablar de
un acercamiento inmediato entre ambos países.
Según informes de la inteligencia occidental el presidente ruso, Vladimir Putin, continúa con
su objetivo de controlar toda Ucrania; incluso estos reportes también señalan que Putin
percibe que está ganando la guerra.
En el marco del conflicto, el gobierno ruso anunció que hasta que la región de Kursk sea
completamente «liberada», los residentes que hayan perdido sus propiedades recibirán un
pago mensual de 65 mil rublos (aproximadamente 708 dólares).
Respecto a las negociaciones de paz, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy,
declaró que cualquier acuerdo debe incluir el intercambio de prisioneros y garantías
de ciertos países.
Además, se mostró ampliamente preocupado de que las conversaciones
se lleven a cabo «a espaldas de los implicados» y rechazó cualquier ultimátum de Rusia.
En paralelo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció que sostendrá
conversaciones con varios líderes europeos y no europeos sobre la guerra en Ucrania;
quien ya confirmó su participación en la cita en París fue el primer ministro de Bélgica, Bart
De Wever.
Finalmente, la jefa del Ejecutivo europeo enfatizó la necesidad de alcanzar una «paz justa y
duradera» en Ucrania, asegurando que cualquier acuerdo debe respetar la «independencia,
soberanía e ie integridad territorial» del país y contar con «sólidas garantías de
seguridad”.