“Tuve la suerte de estudiarlo por cateterismo, de asistirlo en el posoperatorio y de interactuar con él durante los cinco días de internación. A decir verdad, por la emoción, en el momento de practicarle cateterismo, no sabía si punzarle la femoral o darle un abrazo a Diego”, rememora Fernando Pastor refiriéndose nada más y nada menos que a Diego Armando Maradona.
Es que el titular de la Matrícula Nacional N° 92.906 y Matrícula Provincial N° 884, vivió la experiencia de atender al astro del fútbol mundial. Esto sucedió el martes 11 de enero de 2000, siete días después de que Diego protagonizó el primer episodio cardiovascular grave, mientras vacacionaba en la ciudad de Punta del Este.
Como se recordará, tras ser asistido en un centro de salud en Uruguay, Diego fue trasladado con urgencia a la Clínica Sacre Coeur, de Buenos Aires, en donde el doctor Pastor estaba cumpliendo la residencia en hemodinamia. Con suma rapidez, Maradona fue internado en el segundo piso de la clínica, en la habitación 206. “Lo traté junto a un equipo, que incluía a mi jefe del servicio de hemodinamia y cardiología intervencionista, doctor Marcelo Pettinari y otros colegas. Diego no estaba bien, su vida corría peligro”, detalla Pastor veinticinco años después.
La prensa mundial tenía puestos los ojos en la clínica. “Normalmente, en la sala de hemodinamia trabajamos dos o tres personas. Pero ese día éramos más de 20. Había periodistas que intentaban entrar disfrazados de médicos y enfermeros, fue increíble”, agrega el fundador del Instituto Cardiovascular Cuyo.
Para Pastor fue uno de los momentos más tensos cuando un periodista de un canal deportivo logró ingresar al jardín del segundo piso, gracias a un enfermero que traicionó a sus compañeros y lo dejó pasar a cambio de una primicia. “Diego estaba aún débil y balbuceante cuando ocurrió. Ese incidente provocó un escándalo dentro de la clínica y llevó al despido del enfermero. La seguridad era extrema. Pero aun así la gente hacía lo imposible para entrar a verlo. Fue un verdadero descontrol”, asegura.
De todo el procedimiento, Pastor pudo participar, merced al doctor Marcelo Pettinari, quien también le permitió observar la histórica fractura del tobillo izquierdo, provocada el 24 de septiembre de 1983 por el defensor de Athletic Bilbao, Andoni Goicoechea, cuando El Diez vestía la camiseta de Barcelona.
Dicha lesión fue la más grave de la carrera de Maradona. Ya que tuvo que ser operado y sin poder entrar a una cancha durante un cuarto del año.
No era la primera vez que Fernando Pastor interactuaba con el padre de Dalma y Gianinna. Dado que un tiempo antes, se lo había cruzado en el interior de la misma clínica porteña.
“Yo bajaba del ascensor y al abrirse la puerta, veo un brazo con el Che Guevara tatuado, una camiseta de básquet azul y un pantalón corto del mismo color. Descubro que era Diego y venía a ver a su madre, que estaba internada. Al verlo,quedé paralizado, porque Maradona era mi ídolo. Por eso, agradezco tanto a mi carrera, al lugar y al momento, porque abrí la puerta y lo vi»
Diego disparó: ‘¿Qué haces tordo? ¿No me tomás la presión?’. Por cierto, al cumplir con su pedido, me temblaron las manos. ‘¿Estás nervioso?’, preguntó el Diez. ‘Imaginate Diego, te estoy tomando la presión’, le respondí. Ya habíamos ganado el Campeonato Mundial de Fútbol, era una cosa de locos”, confiesa el médico.
Lamentándose que no pudo obtener una fotografía, porque su viejo celular PT 400 de Motorola no tenía esa función.
Para interiorizarse más sobre el cardioangiólogo intervencionista, consultar su Instagram: @danfer1965 o visitar su web: https://www.cardiovascular-cuyo.com/