Un episodio complejo le abrió una puerta que desconocía hasta que terminó su adolescencia. “Me enamoró la pasión”, dijo en diálogo con Infobae. Y de inmediato explicó cómo fue que adoptó el ADN racinguista: “Fue así, literalmente. Siempre digo que en Argentina nacemos con un número de documento y un club de fútbol; que es heredado. El DNI uno no lo puede cambiar, pero el equipo sí. Durante muchos años no le presté demasiada atención al fútbol, y como mi padre y en mi familia eran de Boca, fue lo que me había tocado“, deslizó antes de profundizar su llamativa teoría.
Hubo un día que modificó su mirada para siempre. Fue cuando un amigo suyo, que era “enfermo” de la Academia, comenzó a atravesar una situación personal muy complicada y desde el aspecto anímico le costaba mucho salir de su casa.
Preocupado por el abatimiento de su compañero de vida, se reunió con el resto de sus amigos para pensar una posible solución. “Había que sacarlo de alguna manera de su casa; entonces le pedí que me llevara al Cilindro”, reveló Abel.
«Me acuerdo que lo agarré del brazo y le dije que me había enamorado de Racing. Fue increíble. A las dos semanas, empecé a seguir los resultados del equipo y a querer saber cada vez más. Fue así, me hice hincha de Racing”, completó.
«Sueño con hacer un recital en el Cilindro. Sería algo consagratorio desde el punto de vista artístico, porque no muchos músicos hicieron conciertos ahí. Y también estaría mi parte futbolera, enamorada de la cancha y del público”, reveló.