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Alberto, ¿somos más felices que en Suecia?

La controversia por la comparación entre Suecia y la Argentina y la forma de encarar la lucha contra el coronavirus​ sigue dando que hablar. Alberto Fernández puso el viernes pasado al país escandinavo como un ejemplo de lo que no hay que hacer, repasó sus estadísticas y fue crítico. Sus dichos tuvieron repercusión global.

Este lunes, la Embajada en la Argentina lanzó un comunicado aclaratorio sobre el escenario que enfrentan en aquel país. Empero, aquí vamos hablar sobre otra comparación.

LA CLAVE ES LA FELICIDAD

El año pasado recuerdo haber visto el índice mundial de la felicidad y sorpresivamente veía en el mapamundi a Latinoamérica pintada de verde, con países casi tan verdes como aquellos con altos nivel de desarrollo, como los nórdicos.
Entonces busqué nuevamente los parámetros que se toman para elaborar el índice:

  • ingreso per cápita,
  • bienestar social,
  • salud y esperanza de vida,
  • libertad social, generosidad y ausencia de corrupción,
  • percepción personal que tienen las personas sobre qué las hacen felices.

La edición 2019 del Informe Mundial de la Felicidad, está encabezado por Finlandia, Noruega y Dinamarca y le siguen otros países con altos niveles de desarrollo como Islandia, Suiza, Nueva Zelanda y el territorio en cuestión Suecia.
Pero y entonces, ¿cómo es que Latinoamérica, y especialmente nuestro Estado, presente elevados índices de felicidad cuando es evidente que no tiene los mejores resultados en los indicadores antes mencionados?

Según los autores del informe, la característica que nos diferencia a los latinoamericanos es el carácter fraterno. Son las relaciones interpersonales las que nos hacen sentirnos bien pese a los resultados negativos en indicadores como el nivel de ingreso y, por eso es que los países como Argentina, son “inusualmente felices”.

Ahora podía comprender el valor que cobra lo subjetivo, aquello que está por fuera de los aspectos medibles por indicadores y, por qué Argentina, con un marcado nivel de desigualdad, podría tener un índice de felicidad más alto que Luxemburgo o Estados Unidos, dos de los países con ingresos más altos.

O que Brasil, que está junto a India entre los países más desiguales del mundo, tenía un índice de felicidad mayor al de Italia.

Al fin y al cabo lo que importa son las relaciones con el entorno cercano, que en medio de esta pandemia se ven reducidas. La inquietud es… ¿Volveremos a ser felices cómo antes?


Por Julián Etchande

 

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