Baila Brasil. Te baila. Corea le duró apenas 12 minutos. O un poco menos también…
En ese ratito, la Canariha le marcó dos goles y empezó a montar un show de fútbol que completó con un 4 a 0 en sólo 36′. No sólo está en cuartos de final. Sacó chapa de súper candidato justo cuando viene por la llave de Argentina (si pasan los dos, se cruzarán en semifinales). ¡Qué bravo!
Lo de la fue Brasil una verdadera exhibición. Motivado por el regreso de Neymar, se dio todos los gustos. Y los lujos. En el PT llegó seis veces, metió cuatro goles. Todos golazos. Todos juegan, todos participan, todos aportan clase y calidad. Todos…
Raphinha arma la jugada del primer gol y define Vinicius. A Richarlison le hacen un penal de puro vivo y Ney lo marca con fantasía, en su regreso tras dos partidos afuera por su lesión en el tobillo. El 9 la deja flotando en el aire con la cabeza en pleno Mundial, y entre los centrales, Thiago Silva y Marquinhos, lo asisten para que termine marque el 3 a 0, un gol de «almanaque» (según los brasileños) que hace danzar al entrenador. Y por último, es el turno de Paquetá, llegando como volante y definiendo como delantero.
Con semejante superioridad, Tite pudo en el entretiempo guardar jugadores para enfrentar a Croacia en cuartos, pero mantuvo a su equipo ideal (lo volvió a utilizar tras el debut con lesión de Ney) hasta los 26 del ST: recién ahí sacó a Vinicius, uno de los Fantásticos.
Pero ya el partido no era partido. Los coreanos, igual, se le animaron: primero con Son, el amigo de Cuti Romero en el Tottenham, luego con otra jugada que demostró que, encima de todo, Brasil tiene un arquerazo (gran tapada de Alisson ante Hwang). Y a la vez, que también es humano: no pudo sacar el tremendo zapatazo de Seung-Ho.
Tiene con qué
Brasil está fuerte. Se siente candidato. Y se lo cree. Por eso juega como tal. Sólido con dos centrales de experiencia, que se conocen mucho por haber jugado siete años en el PSG. Equilibrado con una línea de volantes ue tiene a Casemiro en la recuperación y distribución y a Paquetá como salida alternativa. Explosivo y desequilibrante con una primera línea de ataque que arman Raphinha por derecha, Ney por el centro y Vinicius por izquierda. Y siempre peligroso con Richarlison como referencia, listo para marcar. De contra, con espacios, no sólo te liquida: te la hace pasar mal.
Tite no sólo bailó en pleno partido. Como si estuviera en un cumple de verdad, hasta hizo entrar al tercer arquero: faltando diez minutos, ganando 4-1, puso a Weverton por Alisson para que los 26 citados tuvieran minutos en este Mundial. Y luego, cuidó a Neymar. Así de sobrado terminó. Así, con una demostración de todo su poderío, va en busca de la revancha del Maracaná…
(Ole)