El televisor, una constante en la mayoría de los hogares, es el dispositivo que más energía consume en modo de espera, también conocido como “standby».
En este estado, los televisores modernos pueden consumir entre 0,5 y 3 vatios, dependiendo de la marca y modelo. Aunque esta cifra parece pequeña, su impacto se magnifica cuando se considera el tiempo que pasan conectados a la corriente, generalmente la mayor parte del día.
Además, los Smart TVs continúan consumiendo energía para funciones como la conectividad a internet, las actualizaciones automáticas del sistema operativo y la activación rápida desde el control remoto.
Reducir el consumo energético de un televisor es posible mediante la implementación de hábitos y prácticas sencillas:
Apagar completamente el dispositivo: según los especialistas, la medida más efectiva es desconectar el televisor de la corriente eléctrica cuando no está en uso. Usar el control remoto para apagarlo no elimina el consumo en modo de espera.
Utilizar adaptadores o zapatillas con interruptor: estos permiten desconectar varios dispositivos al mismo tiempo de forma rápida, eliminando el consumo vampírico sin esfuerzo adicional.
Activar funciones de ahorro de energía: los televisores modernos ofrecen configuraciones que permiten ajustar el brillo de la pantalla según la iluminación del ambiente, así como opciones de apagado automático tras períodos de inactividad. Estas funciones pueden disminuir significativamente el consumo energético.
Elegir televisores con certificación ENERGY STAR: este tipo de televisores son más eficientes y reducen el gasto energético tanto en funcionamiento como en modo de espera. Aunque su costo inicial puede ser más elevado, generan un ahorro considerable a largo plazo.
Reducir el brillo de la pantalla: ajustar el brillo a niveles más bajos puede reducir significativamente el gasto eléctrico, mejorando además la experiencia visual.