El 27% de la sociedad sufre lumbalgia. Figurando en la tercera posición en el ranking de las principales enfermedades crónicas o de larga evolución, sólo por debajo de la hipertensión y el colesterol.
Probablemente sufra o haya sufrido en algún momento de su vida un episodio de dolor lumbar crónico. Con certeza habrá pasado un tiempo sin moverse, habrá tomado algún medicamento buscando alivio y puede que incluso haya acudido al médico o al fisioterapeuta. Quizás alguno de los dos le dijese que es mejor mantenerse activo y hacer ejercicio.
El 10 % de los hombres y el 17 % de las mujeres sufren lumbago o lumbalgia crónica. Esto lo sitúa en la tercera posición en el ranking de las principales enfermedades crónicas o de larga evolución.
Además, es el tipo de dolor crónico más común y el que representa una mayor carga de la enfermedad a nivel global en nuestro sistema sanitario y social. Genera un gran número de bajas laborales y costes asociados.
No hay que quedarse quieto
Quizás pueda parecer ilógico o contra natura, pero cuando padecemos lumbalgia crónica, lo mejor que podemos hacer es no parar. Mantenernos activos, reducir el reposo en cama y volver al trabajo tan pronto como sea posible.
Los efectos de ejercicios aeróbicos, de fuerza, combinados, de estiramientos, los llamados de cuerpo-mente (como el yoga y el tai-chi), actividades que fortalecen el core (así se denominan a los músculos de la pelvis, la zona baja de la espalda, la cadera y el abdomen), los ejercicios del (focalizados en la extensión) y Pilates.
Así, tras revisar 118 artículos y observar cómo evolucionaban 9 710 personas con lumbalgia, podemos afirmar que cualquiera de esos ejercicios es eficaz, excepto los estiramientos (cuando el paciente sufre dolor) y los del método McKenzie (en el caso de discapacidad).
Pilates, el primero de la lista
Parece que los que mejor alivian el dolor son el Pilates, los de cuerpo-mente y aquellos que se enfocan al core; mientras que como más eficaz para disminuir la incapacidad vuelve a figurar el Pilates, seguido por los ejercicios de fuerza y del core.
Cuando valoramos las características y periodicidad de los entrenamientos, encontramos que realizar al menos entre una y dos sesiones a la semana del Método de Pilates o de ejercicios de fuerza reduce tanto el dolor como la discapacidad en la lumbalgia crónica. A continuación, resultaron también efectivos los programas que incluían sesiones de una hora de actividades basadas en el core, la fuerza o las prácticas de cuerpo-mente. Y, por último, aquellos programas de entrenamiento que duraban al menos entre tres y nueve semanas y estaban basados en Pilates y actividades centradas en el core.