La reducción de las tasas de infección debería ayudar a romper el ciclo de transmisión viral, lo que resultaría en menos casos graves o mortales de coronavirus.
Un estudio reveló que las personas inmunizadas contra el coronavirus perderían la mitad de sus anticuerpos defensivos cada 108 días aproximadamente. Es decir, las vacunas que inicialmente ofrecían un 90% de protección contra casos leves de enfermedad podrían ser solo 70% efectivas después de 6 o 7 meses.
Los anticuerpos “neutralizantes” que pueden interceptar virus antes de que se infiltren en las células podrían no tener mucho poder de permanencia. Los niveles de estas moléculas generalmente se disparan después de la vacunación, y luego disminuyen rápidamente meses después.
Las células B de memoria, que pueden desplegar rápidamente más anticuerpos en caso de reexposición al virus, tienden a quedarse, al igual que las células T, que pueden atacar a las células ya infectadas. Ambas proporcionan una medida adicional de protección en caso de que el coronavirus se cuele más allá de la primera línea de defensa del cuerpo.
En una de las investigaciones que se consideró estos tres tablones del sistema inmune simultáneamente (anticuerpos, células B y células T), los especialistas encontraron que la vacunación estimulaba la inmunidad celular duradera. Las células B de memoria continuaron creciendo en número durante al menos seis meses y mejoraron en la lucha contra el virus con el tiempo. En tanto, las células T se mantuvieron relativamente estables, disminuyendo solo ligeramente durante el período de estudio.
John Wherry, que dirigió el estudio, destacó: “Los anticuerpos circulantes pueden estar disminuyendo, pero su sistema inmunológico es capaz de saltar a la acción una vez más”.
Sin embargo todavía no hay indicios de que las tasas de enfermedades graves entre los vacunados contra el coronavirus estén aumentando.