Diego Maradona falleció este miércoles a los 60 años de edad en su domicilio de la provincia de Buenos Aires, víctima de un paro cardiorespiratorio tras una descompensación en su casa de Tige. El Diez tuvo una vida en la que se que enfrentó a numerosos problemas de salud y adicciones.
Drogadicción: Maradona reveló que comenzó a consumir drogas a los 24 años. «Ha sido el error más grande de mi vida», afirmó.
En 1991, cuando jugaba en el Nápoles, y en 1994, cuando jugaba con Argentina el Mundial de Estados Unidos, dio positivo en controles antidopaje. El primero por cocaína y el segundo por efedrina. En 1996 se internó en Suiza para rehabilitarse de su adicción a la cocaína.
Problemas cardíacos:
en 1997 fue internado en Chile por problemas de presión arterial. En 2000 sufrió en Uruguay una crisis hipertensiva y una arritmia ventricular. «Dejaba de respirar durante lapsos de cinco o seis segundos. Estaba muy grave en serio. Se estaba muriendo. Si no lo internábamos se moría en unas horas. Diego se estaba muriendo y nadie entendía realmente lo que estaba pasando», dijo Jorge Romero, el médico que lo atendió.
En 2004 estuvo internado en estado crítico durante once días en un hospital de Buenos Aires por una crisis cardíaca y pulmonar provocada por el consumo de cocaína. Los partes médicos hablaban de una «neumonía causada por la aspiración de vómito» y de una «crisis hipertensiva en un cuadro de miocardiopatía dilatada». El pronóstico era «reservado» y su estado era «grave».
Sobrepeso:
en 2005 se realizó un bypass gástrico en Colombia y en 2015 otro en Venezuela. Tras el primero perdió 35 kilos al cabo de un año y después del segundo, 25.
Hepatitis aguda:
el 17 diciembre 1982, pocos meses después de llegar al FC Barcelona, se le diagnosticó una hepatitis benigna del tipo A que lo mantuvo alejado de los terrenos tres meses.
En 2007 fue ingresado en la clínica Güemes de Buenos Aires debido a una descompensación física provocada por excesos con el alcohol y con su alimentación. Días más tarde se conoció con el diagnóstico era «hepatitis tóxica aguda».
Reconstrucción del labio superior:
en 2010 un perro le mordió la cara y tuvieron que hacerle una cirugía reconstructiva del labio superior.
Cálculos renales:
en 2012, cuando dirigía al Al Wasl, en los Emiratos Árabes Unidos, fue operado de cálculos renales. El 14 noviembre 2015 Ingresa en una clínica de Maracaibo (Venezuela) para someterse a un «ajuste» de su baypass gástrico.
Descompensación y baja presión arterial:
en pleno Mundial de Rusia 2018 Maradona sufrió una descompensación y se le bajó la presión arterial mientras veía en el estadio el triunfo de Argentina ante Nigeria por 1-2 en la tercera jornada de la fase de grupos.
Operación de la rodilla derecha:
en junio 2018, se somete a un procedimiento ambulatorio de revisión en sus dos rodillas en Cali (Colombia) y se le realiza una «viscosuplementación» -lubricar las rodillas- .
En 2019, se opera de la rodilla derecha de sinovitis y una artrosis en Buenos Aires, una intervención que tenía prevista realizarla, pero que demoró hasta que dejó el banquillo de los Dorados de Sinaloa. Tenía pendiente también pasar por el quirófano para otra en el hombro izquierdo.
Insomnio, ansiolíticos y problemas con el alcohol:
En julio de este año uno de sus médicos, Leopoldo Luque, contó que Maradona sufre de insomnio y que a veces «pasa días sin dormir». «Tenía las patologías del insomnio: no puede dormir por la noche y de día tiene sueño. Eso te cambia el humor y dificulta el habla, algo por lo que tanto se lo criticó. Estamos modificando sus ansiolíticos. No es algo que esté solucionado», dijo Luque.
El médico también afirmó que ‘Pelusa’ estaba completamente «limpio de cocaína», pero que «por momentos tiene excesos con el alcohol».
Hematoma subdural:
Maradona fue hospitalizado el 2 de noviembre por un cuadro de anemia y deshidratación, pero estudios revelaron un hematoma subdural por lo que fue operado de urgencia al día siguiente, intervención que resultó exitosa y de la que se recuperó rápidamente. No obstante en su posoperatorio atravesó un cuadro que los médicos describieron como de abstinencia atribuido al consumo de alcohol y a la medicación que recibe desde hace tiempo por su dificultad para conciliar el sueño.