Continúa el legado
Juan Francisco Petrosino, hijo de Natty, viajó a El Potrillo, una localidad argentina del Departamento Ramón Lista, en el extremo noroccidental de la provincia de Formosa que cuenta con casi 4 mil habitantes, de los cuales, en su mayoría, son wichis.
Desde noviembre del año pasado están solicitando una escuela secundaria, ya que actualmente sólo cuentan con primaria para educar a lo/as chico/as. Según cuenta Juan, falta conseguir el mobiliario y contratar a cuatro maestros para que den clases, lo cual sería bastante simple pero es un trámite administrativo más complicado de lo que parece. «El gobierno dijo que no sabían como armarlo y no tenían respuesta a lo que ellos piden«, dijo en diálogo con 0291.
Hartos de no poder avanzar en su reclamo, la comunidad aborigen denominada «El Divisadero«, hace 20 días decidieron cortar la ruta y tomaron cuatro escuelas. Eso agravó aún más la situación del lugar y es allí cuando, el viernes pasado, Juan decide viajar para interceder.
«El Divisadero es mi segunda casa, es una comunidad muy aferrada a Natty y yo los amo. Me empecé a preocupar porque empezaron a imputar a varios aborígenes y se que, por cualquier cosa, los quieren meter presos», manifestó.
Petrosino explica que «más allá del tramite administrativo, hay que aportar una gotita de amor de estar con ellos y escucharlos. Esa tarde me reuní con los dirigentes de El Divisadero y pedí que abran las escuelas porque a los chicos nadie los escucha y ya habían perdido 15 días de clases. Esa misma noche, a pesar de estar muy enojados, cerramos un acuerdo de que, a partir de esta semana, volvían a abrir las escuelas»
Ahora, desde Bahía Blanca, el hijo de Natty intenta conseguir bancos, sillas y pizarrones.
«Automáticamente miré al cielo y dije ‘mami, salió tan lindo todo y hay que seguir’. El compromiso está y las ganas están para salir adelante con responsabilidad, diálogo y futuro. Es una causa justa y siempre voy a estar con ellos luchando contra lo que sea», cerró Juan Francisco Petrosino.