Dormir una siesta puede tener grandes beneficios. Pero la clave está en cuánto tiempo se duerme para obtener beneficios reales.
Investigaciones señalan que la siesta perfecta dura entre 10 y 20 minutos. Menos no alcanza para descansar, y pasar ese tiempo puede generar confusión, pesadez y un mayor cansancio que antes de dormir.
Estudios de Harvard destacan que las siestas breves mejoran el aprendizaje. También ayudan a bajar el cortisol y protegen la salud del corazón.
El horario ideal es entre las 12 y las 16 horas, tras el almuerzo. Dormir fuera de ese rango puede alterar el sueño nocturno y restar beneficios.
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