El tabaquismo es una enfermedad crónica causada por la adicción a la nicotina y la exposición permanente a más de 7.000 sustancias químicas, tóxicas y cancerígenas. Según la Organización Muncial de la Salud (OMS) es la primera causa de muerte en los países desarrollados y la principal causa de años de vida perdidos y/o vividos con discapacidad.
En Argentina mueren 40.000 personas por año por el tabaquismo.
La nicotina es la sustancia encargada de provocar dependencia, pero también tiene muchos otros químicos nocivos para la salud, como el benceno, el monóxido de carbono, metales y plaguicidas, por mencionar algunos.
Cuando no se fuma o se deja de fumar, dejamos de exponernos a estos químicos y en pocos días comienzan a notarse los beneficios: mejora la circulación sanguínea y la función pulmonar, disminuye la tos y las dificultades para respirar, etc.
El consumo de tabaco genera tres formas de dependencia:
Física: provocada por la nicotina, responsable del síndrome de abstinencia.
Psicológica: fumar se asocia a diferentes situaciones cotidianas y dificulta cambiar esta relación.
Social: para muchas personas sigue siendo un imperativo social.
Además, fumar aumenta el riesgo de contraer cáncer de pulmón de 5 a 10 veces y está vinculado con el cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, cérvix, riñón y vejiga, así como con las leucemias mieloides agudas.
Dejar de fumar no previene sólo la posibilidad de contraer cáncer, sino también disminuye el riesgo de contraer muchas otras enfermedades relacionadas con el tabaquismo pasivo en los niños, como la otitis y enfermedades respiratorias como el asma, mientras que disminuye las probabilidades de sufrir impotencia, infertilidad, partos prematuros y abortos. NA