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“Hacer el retrato del Papa y entregárselo en mano, colmó mis expectativas»

«Hacer el retrato del Papa Francisco y entregárselo en mano, colmó mis expectativas. Fue uno de los primeros retratos de la serie ‘Leyendas vivientes’. Tuve la suerte de llegar a él por un contacto. Me pareció una persona súper humilde, increíble. Durante el diálogo, estuvo enfocado en cada palabra», rememora Fabián Pérez, el artista plástico argentino radicado en Los Ángeles, Estados Unidos.

Todavía conmovido por la muerte del Sumo Pontífice, Fabián agrega: «pude estar con él en dos oportunidades. La primera en la Capilla Sixtina. Recuerdo que había mucha gente en el momento del encuentro. Le entregué el retrato y se quedó mirándolo. Me agradeció muy afectivamente y continuó saludando a la gente». 

Entre otros conceptos, el oriundo de Campana continúa señalando que «como yo me quedé en Roma una semana, al día siguiente, se contactó el padre Guillermo Karcher, quien era su mano derecha, por entonces. ‘Mirá Fabián. Si estás en Roma, el Papa quiere verte y decirte un par de cosas’. Yo estallaba de alegría. Le respondí: ‘Por supuesto, que iré a verlo. ¿Dime cuándo?’. Guillermo dice: ¡Veníte el miércoles por la mañana, bien temprano’. Así lo hice».  

Como si fuera hoy, el fanático de River Plate recuerda el segundo encuentro con el Papa Francisco. «No bien llegué, me llevaron a recorrer toda la Capilla Sixtina por dentro. A lugares que son muy difíciles de llegar. Lugares de arte, que están en diferentes oficinas. Hasta que, en un determinado momento de la recorrida, apareció el Papa. Luego de saludar, me dijo: ‘quiero felicitarte por la pintura. Me gusta mucho y la pondré en mi colección privada.

Además, quiero decirte que, en la pintura me reconozco’. De inmediato, le digo: ‘Yo traté de pintar la luz que usted emana. Yo traté de retratar su alma y usted es un santo en la tierra. El me mira de reojo y me responde: ‘Dejate de joder’. La verdad, me dejó duro. Porque jamás pensé que me iba a responder una frase así y en un tono bien argentino. Diez minutos después, me despedí, salí y me fui a comer una pizza. Me quedé en silencio por una hora, poniéndome a pensar y después de esto, ¿a qué personaje más importante voy a retratar? Fue una emoción muy grande la que viví con el Papa Francisco”, asegura el autodidacta con lujo de detalles.

Aunque ha pasado casi una década del encuentro, Fabián no puede olvidar una frase de Francisco. «Es importantísimo que una persona diga ‘me reconozco en la pintura’. Cualquiera puede pintar a cualquiera. Yo puedo tener a mi familia y pintar al que sea. Pero que una figura de esta envergadura, mire la pintura y al día siguiente te llame para decírtelo personalmente, es un orgullo muy grande para alguien que pinta retratos. Porque cuando uno pinta la cara o el cuerpo de una persona, lo que está buscando retratar es el alma. Uno puede retratar el físico, pero puede ser una pintura vacía. Lo importante es retratar el alma de la persona. Pero eso es lo más difícil. Nunca se sabe, hasta que ellos lo ven. Para mí, la pintura no está terminada hasta que el retratado no da su veredicto», puntualiza orgulloso Fabián Pérez.

Escribe: Juan Ignacio Penlowskyj 

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