La llegada del exgobernador viene acompañada del apoyo de muchas entidades pymes, sin embargo, el escenario no será sencillo de administrar para el nuevo ministro.
La llegada de Daniel Scioli al Ministerio de Desarrollo Productivo sin duda viene acompañada del apoyo de muchas entidades pymes, incluyendo a la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC).
Vicepresidente, Gobernador y Embajador en Brasil son méritos que van a perfilar la gestión cotidiana de esa cartera, al menos por los primeros meses.
Sería más que necesario que el Gobierno Nacional capitalice políticamente todas las herramientas y los recursos que durante tres años inyectó al entramado productivo en general e industrial en particular. Nadie mejor que Scioli para ordenar las expectativas en este sentido, como siempre lo hizo, caminando, fábrica por fábrica, provincia por provincia.
Sin embargo, la salida dramática y en soledad de Matías Kulfas del Ministerio, y la coyuntura económica que pone en jaque las políticas económicas de Martín Guzmán no dispensan un escenario sencillo de administrar para el nuevo ministro. Este contexto plantea, al menos, tres grandes desafíos respecto de las pymes.
1- El primero, y más urgente, es apagar el incendio que hay en las pymes industriales que, en línea con la política nacional, sustituyeron importaciones o invirtieron fuerte en maquinarias y ahora son presas del cepo del BCRA que no le permiten complementar la fabricación nacional con bienes industriales intermedios importados, poniendo en riesgo sus planificaciones anuales comerciales, lo que sería una catástrofe.
Dinamizar la interacción con otras carteras, como las de Agricultura, Hábitat y Ciencia y Tecnología, para sintonizar iniciativas con objetivos comunes que empujen todos en tándem. Agilizar y amplificar las herramientas de financiamiento y competitividad para las pymes, que lleguen más fluidamente a las empresas de menos de 50 trabajadores.
2- Lo segundo es crear una batería de herramientas e iniciativas, muchas de las cuales exceden incluso el ámbito específico del Ministerio de Desarrollo Productivo, pero que tienen que tener como objetivo crear 100.000 nuevas pymes y 1 millón de nuevos puestos de trabajo en el corto plazo. En este sentido, simplificar las condiciones laborales e impositivas de las empresas de menos de 10 trabajadores es urgente; impulsar una figura jurídica simple para hacer empresas, como lo era la SAS, es necesario; poner a disposición créditos no bancarios asignados desde instituciones intermedias es vertebral para la inclusión financiera del 75% de las pymes que ven a los bancos como su enemigo; crear la Defensoría Pyme para armonizar las relaciones comerciales dentro de las cadenas de valor, y recuperar para la cartera productiva la aplicación inmediata de la Ley de Góndolas, los Precios Cuidados y otras herramientas activas propias de la secretaría de Comercio.
3- El tercero, y más importante, es involucrarse en la política empresarial a fondo, darle espacio político a los empresarios nacionales y hacerlos parte de la definición de las políticas públicas. La falta de sintonía fina en muchas buenas iniciativas termina por no capitalizar resultados ni para la gestión ni para el Gobierno Nacional. El ensordecedor silencio de los miles empresarios y cientos de cámaras beneficiadas por Kulfas pone blanco sobre negro la política de “tomar todo y dar nada” de muchas instituciones empresariales y corporaciones que se nutren de los recursos del Estado, que su lobby ha penetrado al Gobierno Nacional en su conjunto, pero no acompañaron hasta ahora ni acompañarán en el futuro las políticas nacionales en términos generales ni al Frente de Todos en términos electorales.
Este círculo vicioso hay que deconstruirlo y construir una nueva dinámica con el sector. Es hora de que se constituya la alianza empresarial para el desarrollo argentino, que se convoque a las instituciones y a los hombres y mujeres de negocios que quieren que a la Argentina le vaya bien, y actúen en consecuencia y sintonía con las políticas nacionales.
Es decir, construir reciprocidad con el proyecto de desarrollo con inclusión social.
Fuente: Ambito y Leo Bilanski es presidente de la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC)