Los últimos siete años han sido los más calurosos desde que se tienen registros, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), subsidiaria de Naciones Unidas. Sus autores prevén «repercusiones de gran alcance para las generaciones actuales y futuras» por las concentraciones récord de gases de efecto invernadero en la atmósfera y el calor acumulado que han provocado esta situación.
La estimación, combinada con los aportes de otras agencias de la ONU, incluye una proyección para los meses finales del 2021. Los expertos esperan que este año se convierta del quinto al séptimo más cálido desde mediados del siglo XIX, y puntualizan que si no lo ha sido más no se debe a que se esté revirtiendo la tendencia del calentamiento a largo plazo, sino a un evento de enfriamiento temporal y regional, La Niña.
Desde el año 2013, se ha acelerado asimismo la subida del nivel del mar, que alcanzó un nuevo máximo en 2021, mientras ha proseguido la acidificación de los océanos.
Los autores del informe determinaron que la acidez del agua marina no ha estado al nivel actual durante al menos 26.000 años, lo que afecta a la capacidad de almacenar dióxido de carbono atmosférico de los mares.
Asimismo, los expertos advierten que son ya reales los impactos de estos fenómenos en la seguridad alimentaria y las migraciones humanas, al mismo tiempo que están socavando el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
También hubo algunos recientes sucesos climáticos que manifiestan el carácter extremo de los cambios en desarrollo.
Así, este año en vez de nevar, por primera vez llovió en la cima más alta de la capa de hielo de Groenlandia, mientras que en Canadá y regiones adyacentes de EE.UU. las temperaturas se elevaron hasta rozar casi los 50 °C.
Además, una cantidad de agua equivalente a meses de lluvia cayó en cuestión de horas en China y partes de Europa, provocando graves inundaciones, mientras muchas partes del Mediterráneo experimentaron un «calor excepcional a menudo acompañado de devastadores incendios». También se trata del segundo año consecutivo de sequía en los subtrópicos de Sudamérica.