Misokinesia es un nuevo término para una vieja afección: tras varios estudios se determinó en qué consiste este fenómeno psicológico tan particular, que sufre una de cada tres personas. Está relacionado con el movimiento repetitivo, voluntario o no, de las personas cuando se ponen nerviosas.
Hay gente que mueve las piernas cuando está sentada, o tamborilea los dedos sobre la mesa. Ésta es una forma de expresar nerviosismo o ansiedad, bastante frecuente y natural.
Pero hay otras personas a quienes esos movimientos ponen sumamente incómodas, y reaccionan mal cuando están cerca de quienes los producen. A eso se denomina misokinesia. Un grupo de investigadores de la Universidad de Universidad de Columbia Británica, en Canadá, han estudiado a fondo este fenómeno y lo han bautizado así, para diferenciarlo de otro tipo de manifestaciones de intolerancia.
Según publicaron se trata de una “fuerte respuesta afectiva o emocional negativa ante la visión de los movimientos pequeños y repetitivos de otra persona”. Esta respuesta puede ser menor o mayor según las características de quien la padece.
Los síntomas van desde ira, ansiedad o frustración hasta la disminución del disfrute al realizar actividades recreativas, de estudio o inclusive en el ámbito laboral. Algunos incluso realizan menos actividades sociales a causa de esta afección
Los estudios determinaron que se trata de un exceso de empatía, porque la persona “refleja” el nerviosismo de su prójimo, y se siente igualmente nervioso. Esto se produce gracias a las denominadas “neuronas espejo”, que son las que “se activan cuando nos movemos, pero también cuando vemos que otros se mueven”.
Un ejemplo típico es cuando ponemos cara de dolor al ver a alguien sufriendo. Este fenómeno, aumentado hasta el punto en que interfiere en nuestras relaciones interpersonales, se llama misokinesia.
Fuente 0291 y mitre