Con el objetivo de garantizar la educación de las personas privadas de su libertad, el Centro de Formación Profesional (CFP) N° 401 que funciona dentro de la cárcel de Bahía Blanca implementó una modalidad no presencial de capacitación y comenzó con el dictado de tres talleres al que asisten más de un centenar de alumnos.
Como consecuencia de la suspensión de las clases presenciales, debido a la pandemia de coronavirus, las autoridades del CFP N° 401 reconvirtieron los cursos previstos en la planificación 2020 en un trayecto formativo general, conformado por tres capacitaciones teóricas virtuales que se desarrollarán hasta noviembre.
“Cultura del Trabajo”, “Relaciones Laborales y Orientación Profesional” y “Apoyo en Seguridad e Higiene” son los talleres que comenzaron a dictarse en ocho pabellones del Sector A de La Unidad 4 del Servicio Penitenciario Bonaerense, con una matrícula inicial de 110 alumnos.
La iniciativa cuenta con el apoyo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, y desde ese organismo detallaron que entre las tres propuestas que se dictan a través de la plataforma Zoom sumarán 135 horas cátedra.
El trayecto formativo tiene contenidos generales y transversales a todos los oficios en pos de que los internos adquieran herramientas comunicacionales, legales y sociales que son indispensables para una formación integral, como trabajadores y como ciudadanos.
“Esta puesta en marcha es un enorme orgullo para el equipo de trabajo y para nuestros alumnos. Es un paso importante para garantizar el acceso a la educación y a la igualdad de oportunidades. Por eso, quiero agradecer a todos aquellos que hacen posible esta construcción colectiva”, expresó el regente del CFP N° 401, ingeniero Andrés Contreras.
Los internos recibirán los contenidos semanalmente por WhatsApp, previa firma de un reglamento de uso del móvil que forma parte de un acuerdo de convivencia.
También, el material llegará en soporte papel a los diferentes pabellones para compartir entre los alumnos que no tengan un dispositivo móvil.
Cada clase estará compuesta por un audio de presentación, un documento de lectura con el tema de la clase y otro archivo con un práctico referente a la unidad de trabajo.
En algunas clases, las personas privadas de libertad recibirán material anexo de lectura recomendada no obligatoria.
A su vez, cada módulo tendrá una evaluación final para aprobar, con el objetivo de que puedan acceder a la certificación final.
Para poder llevar adelante la propuesta, el CFP N° 401 también habilitó una sala de conectividad con banda ancha y equipamiento audiovisual para el desarrollo de las clases virtuales.
El director de Unidad 4, Sergio Recofsky, se refirió a los beneficios de estudiar de esta manera y dijo: “En estas circunstancias, es positivo que los alumnos puedan adaptar los horarios y mejorar sus competencias digitales y personales”.
En tanto, el jefe de Complejo Penitenciario Sur, Jorge Gómez celebró la posibilidad de continuar con la educación, más allá de este presente.