“Soy alérgica a mis propias lágrimas, saliva y sudor”, aseguró Tessa Hansen-Smith, una joven alérgica al agua.
La “urticaria acuagénica” es una extraña enfermedad que afecta a menos de 100 personas alrededor del mundo. Una de ellas es Tessa Hansen-Smith, una joven de 21 años que es alérgica al agua. Su vida no es nada fácil: no puede tomarla y únicamente puede bañarse dos veces al mes ya que su piel podría resultar gravemente irritada.
La joven no sólo tiene prohibido ingresar en una pileta sino que también tiene que tener mucho cuidado con la lluvia. Su único contacto con la ducha es dos veces al mes y no puede beber ni un sorbo de agua ya que esta le provoca cortes en su lengua.
Para Tessa incluso sus lágrimas son dañinas. Al ser alérgica al agua, su piel no cuenta con la posibilidad de “leer correctamente” el contacto con este líquido natural y su cuerpo siente como si entrara en contacto con un medio ácido o altamente irritante. Esto es lo que le ocurre a aquellos que padecen “urticaria acuagénica”.
Dicha rara condición involucra un antígeno presente en la piel que, al entrar en contacto con el agua, se disuelve y dispara reacciones como inflamación, dolor y lesiones como quemaduras. Parte del tratamiento de Tessa consiste en tomar 9 pastillas de antihistamínicos al día y tener precauciones extremas con respecto a su piel.
“Sufro de cansancio muscular y náuseas”, contó la joven alérgica al agua en una entrevista. “El problema surge cuando como algo con mucha agua, como frutas y verduras. Incluso beber agua puede causar cortes en mi lengua. Es muy difícil lidiar con esta condición. Soy alérgica a mis propias lágrimas, saliva y sudor”, agregó.
La “urticaria acuagénica” no solo le genera estas sensaciones en la piel, sino que Tessa también sufre de dolores de cabeza y fiebre después del contacto. De todas maneras, decide luchar día a día para no dejarse vencer por esta condición tan limitante.
Fuente 0291 y 100