A partir de las 10 de la mañana en Argentina, la Capilla Sixtina recibirá a 133 cardenales en
la votación más secreta del mundo: el cónclave.
Aislados del mundo y bajo llave, los cardenales definirán al sucesor de Francisco.
El cardenal filipino Luis Antonio Tagle o el poderoso secretario de Estado vaticano, el
italiano Pietro Parolin, siguen sonando con fuerza, pero también aparecen nombres como el
del estadounidense Robert Francis Prevost.
Parolin continúa siendo el nombre más fuerte; algunos ya le atribuyen 40 de los 89 votos
necesarios para convertirse en el sucesor de San Pedro. Aunque, como fuimos testigos con
el cardenal Joseph Ratzinger —a la postre Benedicto XVI—, la conocida máxima “quien
entra papa, sale cardenal” puede no cumplirse.
Durante los últimos días, hemos observado un marcado interés, sin precedentes, de líderes
internacionales en el papel del Vaticano en la política mundial.
Donald Trump, duramente criticado por la foto generada por inteligencia artificial en la que
aparece con mitra litúrgica y vestiduras papales, publicada en sus redes sociales, señaló
como “muy bueno” a un cardenal conservador de Nueva York, ferviente opositor al aborto.
Por su parte, tanto el presidente de Francia, Emmanuel Macron, como la presidenta del
Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, también estarían tratando de influir en la
elección de un Papa afín a sus preferencias.
“Fake news”, respondió Barrot este martes cuando se le preguntó en la emisora RTL sobre
una supuesta campaña, negando categóricamente estar llevando a cabo cualquier tipo de injerencia.
Ya sea una forma de eludir la cuestión o una afirmación genuina, lo cierto es que no
sorprendería que cualquier actor con intereses en la elección papal recurra a campañas de
desinformación para favorecer a un candidato afín.
En el cónclave de 2013, un falso rumor
afirmaba que Jorge Bergoglio contaba con un solo pulmón, lo que llevó a varios cardenales
a preguntarle al respecto durante las votaciones.
Según otras fuentes periodísticas, círculos conservadores norteamericanos estarían detrás
de estas estrategias, activadas para frenar el legado reformista de Francisco. Algunos
señalan al cardenal Raymond Burke.
El riesgo es que estas campañas influyan en
cardenales indecisos, especialmente de África y Asia, claves para inclinar la balanza.
El inicio del cónclave para elegir al nuevo Papa, que se desarrolla bajo un estricto protocolo
litúrgico y ceremonial, tendrá como protagonistas a cardenales procedentes de los cuatro
puntos cardinales, nombrados por el Papa Francisco, y con ello, visiones distintas del poder
pastoral y una atención cada vez mayor a las periferias del mundo.
Muchas potencias miran de cerca una elección que le dará al mundo no solo un nuevo
Vicario de Cristo en la Tierra, sino también un líder que influirá en la geopolítica y la
diplomacia.
Escrito por: Gerónimo Fullana
