Cuando era una niña, escapó de la violencia que sufría en su casa y sobrevivió vendiendo cartones; a los nueve años fue ahijada por una mujer sola y con tres hijos; en diciembre asume como jefa de la comuna cordobesa de Anisacate
A los cinco años, Natalia Contini no hacía lo mismo que otros niños y niñas de su edad: en lugar de ir al jardín y pasar tiempo con su familia, deambulaba por la calle. Había escapado de su casa de San Roque, una barrio cordobés del departamento de Punilla que recuerda como “violento y marginal” y enumera: “Golpes, duchas frías y quemaduras”. Vivía como podía y con lo que encontraba en la basura.
Vivió en la calle durante cuatro años, hasta que cumplió los nueve y una mujer de unos 35 años la fue a buscar. Era Esther Contini, una empleada doméstica que unos años antes había adoptado a José y Cecilia, los hermanos menores de Natalia. Cuando se enteró de su existencia y de que vivía en la calle decidió llevarla a vivir con ella también.
Hoy Natalia tiene 40 años y en diciembre asumirá como la primera mujer intendenta de Anisacate, una ciudad de unos 10 mil habitantes ubicada a 42 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Gracias a que Esther le devolvió el derecho a tener una familia, su vida cambió por completo: pudo estudiar, se aseguró las comidas del día y, sobre todo, recibió mucho amor, tal como lo destaca. Ahora desea que su historia vaya más allá de ella: “Hay que pensar en la adopción de niños grandes para que ninguna infancia sea vulnerada. Eso es algo que con mi nuevo puesto me gustaría mejorar. No sé qué hubiese sido de mi vida sin mi mamá”.
En esa línea, los datos hablan por sí solos: de las 1908 personas y parejas que hay actualmente inscriptas para adoptar en el país, aproximadamente el 86% están dispuestas a ahijar a niñas y niños de hasta 3 años, mientras que solo 162 postulantes adoptarían chicos o chicas de 9 años o más. Mientras que menos del 1% (apenas 10 legajos) recibiría a adolescentes de 15. Para adoptar a chicos y chicas de 17 años, no hay ningún inscripto.
2019 fue el año en que Natalia comenzó a involucrarse en la política pero también el año en que se planteó dejar todo: su mamá falleció de muerte súbita. “Yo hice mucho trabajo social en Córdoba y me di cuenta de que lo que verdaderamente necesitamos es un cambio estructural. Así fue como entré a un mundo del que no sabía nada”, cuenta. Finalmente decidió seguir un consejo que su mamá solía darle: “Tenés que seguir adelante”. El 10 de diciembre, asumirá su puesto como intendenta de Anisacate.
(La Nación)