Una noche reciente, cuatro mujeres jóvenes recorrían un barrio tranquilo en el este de París, armadas con un balde de pegamento, un pincel y mochilas llenas de carteles.
“Ahí, no está mal, ¿verdad?”, dijo Astrid Tenon, vestida toda de negro, mientras señalaba una pared de 6 metros de longitud al este del barrio de Marais.
Después de menos de 7 minutos, la pared rezaba: “Dijiste que me amabas, pero aún así fue violación”.
Durante aproximadamente un año, los carteles que denuncian el abuso sexual y los feminicidios han aparecido por centenares en París, a pesar del hecho de que pegarlos en paredes públicas es ilegal.
Los carteles son obra de activistas feministas que, como crítica a la respuesta del gobierno francés al creciente problema de la violencia doméstica, han salido a las calles con una campaña de carteles destinada a crear conciencia respecto a los delitos violentos cometidos contra las mujeres por sus parejas actuales o anteriores.
“Nuestro objetivo es llevar estos hechos ante los ojos, de modo que uno no pueda apartar la mirada”, dijo Madesta.
Las mujeres quieren que los mensajes “irrumpan en la vida cotidiana, la vida ordinaria”, dijo Madesta. “Ahí es donde sucede esta violencia”.
La campaña es obra de un nuevo grupo feminista, Les Colleuses, o Las engomadoras, fundado por Marguerite Stern, quien en el verano de 2019 lanzó una convocatoria en las redes sociales. Docenas de mujeres respondieron. Ahora, unas 1500 activistas se han unido a las operaciones de pegar carteles.
Los activistas dicen que empapelar muros no sólo les permite exponer públicamente una realidad, la violencia doméstica, que a menudo se relega a la esfera privada, sino que también les permite recuperar un espacio, la calle, donde muchas mujeres se sienten vulnerables.
Aunque las autoridades al principio se hicieron de la vista gorda, han comenzado a tomar medidas enérgicas y la policía ha detenido a más activistas recientemente. La multa máxima por vandalismo puede alcanzar los 4500 dólares.
Algunos peatones han enfrentado verbalmente a las activistas.
“Causa gran irritación, pero eso es precisamente lo bueno que tiene”, dijo Madesta, de 27 años. “Significa que nuestra lucha y nuestra determinación están empezando a hacer que se muevan las cosas”.
El año pasado, 146 mujeres en Francia fueron asesinadas por sus parejas actuales o anteriores, arrojan datos del gobierno, un aumento del 21 por ciento con respecto a 2018.
Fuente : new york times