Este verano comenzará en la Argentina una investigación que tiene como eje central la presencia de partículas microscópicas de plásticos en suspensión en la atmósfera antártica.
Por eso, serán instalados en la base Carlini, sensores con filtros capaces de retener las mismas. La segunda etapa se llevará a cabo en otras seis bases argentinas.
La investigación estará a cargo del licenciado en Ciencias Ambientales y doctor en Oceanografía Antonio Curtosi, jefe del área de Investigaciones Fisicoquímicas y Ambientales del Instituto Antártico Argentino (IAA).
Los microplásticos podrían romper el equilibrio del ecosistema antártico como contaminante.