Si bien desde un principio se creía que el clima no tenía relación con la propagación del coronavirus, hoy los especialistas lo tienen en cuenta para implementar medidas efectivas.
Cuando comenzó la pandemia, poco se sabía sobre la manera en la que se propaga el coronavirus. Según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona, se trata de una enfermedad estacional que está relacionada a temperaturas y humedad bajas como sucede con la gripe y el resfriado.
Dado la gran cantidad de personas susceptibles sin inmunidad previa contra el virus, un primer estudio sugirió que el clima no era un factor determinante. Incluso algunos científicos descartaron que el SARS-CoV-2 sea un virus estacional.
Ahora la revista “Nature Computational Science” publicó una investigación que destaca la necesidad de tomar medidas para promover la higiene del aire debido a la considerable contribución de la transmisión por aerosoles.
Cada vez se vuelve más importante la cuestión del COVID-19 como una enfermedad estacional para implementar intervenciones efectivas.
En la fase inicial de la propagación del coronavirus, los especialistas de este estudio analizaron la asociación de temperatura y humedad en 162 países y encontraron una relación directa con la tasa de transmisión del SARS-CoV-2.
De esta manera, comprobaron que las primeras olas de la pandemia en países que se vieron muy afectados por el virus como Italia, Alemania y España, disminuyeron cuando aumentó la temperatura y la humedad. La segunda ola de contagios apareció cuando volvió el frío, aunque durante el verano se rompió este patrón.
A partir de un modelo epidemiológico, explicaron que para predecir la subida y la bajada de las diferentes olas de coronavirus, funciona mejor incorporar la temperatura en la tasa de transmisión.
Hay que higienizar el aire mediante una mejor ventilación de los espacios interiores, ya que los aerosoles pueden permanecer suspendidos durante más tiempo.