Durante muchos años se creyó que los animales, a diferencia de los humanos, eran incapaces de detectar mentiras. Así, experimentos anteriores habían mostrado que los niños pueden saber cuándo los están engañando, mientras que chimpancés fracasaban en esa tarea.
Sin embargo, se sabía poco sobre la capacidad de reconocer las mentiras por parte de otros animales, en particular, los perros. Los canes han convivido con humanos durante al menos 14.000 años, por lo que fueron considerados como modelo para una investigación comparativa sobre habilidades sociocognitivas.
«Pensamos que los perros se comportarían como niños menores de 5 años y como simios. Pero ahora sugerimos que quizás los perros puedan comprender cuando alguien está engañando», explicó el doctor Ludwig Huber, líder del equipo de la Universidad de Viena que realizó el experimento.
Huber y sus colegas entrenaron a 260 perros de varias razas puras para encontrar comida escondida en uno de dos tazones plásticos cubiertos.
Al principio, a los perros se les enseñó a escuchar las indicaciones de una persona desconocida para elegir cuál contenía una golosina y recibir una recompensa.
Una vez que se estableció esa relación de confianza, el equipo hizo que los perros presenciaran a otra persona mover la comida del primero al segundo tazón.
Mientras, los comunicadores permanecían en la habitación y también presenciaban el cambio, aparentemente ignorando que la comida había sido cambiada. En ambos casos, siguieron recomendando el primer tazón, a pesar de que este ya estaba vacío.
Para la sorpresa de científicos, a diferencia de los niños pequeños y de los primates no humanos, los perros no confiaron tanto en los comunicadores mentirosos.
Así, la mitad de los canes siguieron las recomendaciones engañosas de los comunicadores que no estaban presentes durante el cambio de comida. Sin embargo, hasta dos tercios de los perros ignoraron a los comunicadores que habían presenciado el cambio de comida.
Curiosamente, no todas las razas de perros mostraron los mismos resultados. Los terriers fueron el único grupo que se comportaron como los bebés y simios y siguieron confiando en las indicaciones del humano.
Fuente 0291 y RT