Para empezar, hay que entender que las tortas fritas no son un producto originario de nuestra zona. Provienen de Alemania, y llegaron a nuestro continente con las primeras colonizaciones. Conocidas como “sopaipilla” por aquellos colonizadores y posteriormente por los inmigrantes, las tortas eran una especie de masa frita que se utilizaba para mojar en distintos tipos de líquidos y recién allí consumir.
Tiempo después de su arribo como un producto típico de los extranjeros, se hizo costumbre en el país. Fue así que los gauchos de aquella época comenzaron a preparar la masa con el agua que juntaban después de las lluvias, y por eso cada vez que llovía se consumían las famosas tortas fritas.
Lo importante es que, más allá de la explicación, la costumbre se extendió a lo largo de los años y hoy es casi una regla: si llueve, hay que comer torta fritas.