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Vecinos de Spurr crearon un taller de confección con apoyo de la Subsecretaría de Extensión y ya fabrican ropa

Comenzó como un curso en el Centro Comunitario “San Ignacio de Loyola”. Asistieron un hombre y ocho mujeres, varias mamás que trabajaban y aprendían mientras sus hijos e hijas practicaban deportes o recibían apoyo escolar en el mismo Centro. Ya convirtieron a sus aprendizajes en un oficio y armaron un taller de confección de ropa deportiva.

Esa fue la postal cotidiana, durante todo un semestre, en el taller a cargo de la profesora Selva Patrón. La iniciativa, impulsada por la Subsecretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Sur, se promocionó en marzo y comenzó el mes siguiente.

Confección de ropa UNS
Confección

Nueve personas sostuvieron su asistencia durante el cursado. Un hombre y ocho mujeres, muchas de ellas mamás que trabajaban y aprendían mientras sus hijos e hijas practicaban deportes o recibían apoyo escolar en el mismo Centro.

La profesora, una de las impulsoras del Sindicato de Trabajadores a Domicilio de Textiles y Afines en el país, enfoca especialmente en la importancia de consolidar un grupo. “Cuando trabajo con otro, tan diferente pero a la vez igual a mí, se logra algo muy poderoso. No es solamente teoría, sino afianzarlos en un espacio donde se sientan parte y vean que son importantes”, destacó.

De ese modo, nueve personas pudieron construirse un oficio. Sin tener ninguna experiencia previa más que, en algunos casos, la utilización de máquinas de coser familiares. Aquéllas que, mayoritariamente, han pasado de herramientas imprescindibles de un hogar a amuletos de la nostalgia.

 

En este caso, el taller suponía dominar máquinas industriales. La definición misma portaba un desafío. “Había miedos”, recuerda Selva. “Aparecía el ‘yo no voy a poder’. Pero pudieron ver que sí: pueden. Y que el secreto está en tener confianza y en la rigurosidad en la práctica”, concluye.

 

De pronto, en cualquier momento de su día, se iluminan la pantalla del celular y el rostro de la tallerista. Tiene un mensaje nuevo: “gracias, entregué este trabajo y les encantó”. Las fotos atestiguan lo producido. Es que, dentro del grupo, hay quienes están haciendo de sus nuevos saberes, un trabajo diario. Una oportunidad.

El cursado ya terminó, pero Selva sigue acompañando. El gran esfuerzo colectivo ahora es de difusión: el grupo tiene ya capacidad para armar ropa deportiva. El taller de cursado se ha transformado en otro taller, de confección. Esperan, e invitan, la visita de emprendedores que apuesten por su trabajo.

 

“Creemos que es muy importante fomentar las iniciativas vinculadas a la economía popular, la capacitación y la generación de empleo, además de fomentar emprendimientos barriales”, destacó el abogado Martín Jasson, subsecretario de Extensión de esta Casa.

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