Después de conducir 1477 programas a lo largo de 6 temporadas en Todas Las Tardes, Maju Lozano se despidió del ciclo con mucha emoción al revelar un importante aspecto de su vida: es autista.
La conductora comenzó explicando al público los motivos detrás de su decisión, asegurando que fue algo que reflexionó profundamente y que sentía necesario hacerlo. Maju también reveló que es una persona extremadamente sensible y que, en los últimos tiempos, al tratar temas complejos en el programa, se sentía incómoda y triste.
«Para mí, la alegría es lo más importante», destacó, añadiendo que últimamente llegaba a su casa con mucha angustia e incluso llorando. «No estaba siendo feliz», afirmó.
Luego, confesó que ya no encontraba felicidad en su trabajo y que no se sentía cómoda siendo una persona triste. Mencionó que el año anterior fue difícil debido a la muerte de su madre y, además, el 5 de mayo recibió el diagnóstico de autismo, lo cual la hizo sentir como si volviera a nacer, teniendo que reconstruir 51 años de dudas y encontrar explicaciones a aspectos que antes no comprendía.
La conductora reveló que durante 2 años había enfrentado muchos cuestionamientos e incertidumbres, pero el diagnóstico de autismo trajo alivio y felicidad a su vida, así como a la de sus amigos y familiares.
Desde muy joven, Maju había sentido que no pertenecía a este mundo y que había situaciones que no comprendía, como su intolerancia al color rojo y la incapacidad de comer frutillas o arándanos, o de usar ropa de color rojo.
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Con respecto a su diagnóstico, Maju, quien vistió de azul, color que representa al autismo, compartió: «Estamos todos aprendiendo. Hay días en los que todo está bien, pero hay otros días en los que me duele que me toquen o me miren fijamente. Mi vida ha tomado un nuevo sentido y estoy orgullosa de mí, aunque sé que es un proceso«.
La conductora expresó su gratitud al compartir esta parte de su vida y resaltó la importancia de saber de dónde viene uno, tener explicaciones para muchas cosas y poder comprender mejor su espectro. «Para mí, esto es un alivio y una felicidad, saber quién soy», concluyó Maju, con valentía y honestidad sobre su experiencia con el autismo.